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Como prenda

 

Un pañuelo:

tu pañuelo querría ser.

Para enroscarme en tu cuello,

y oliéndote los cabellos;

como serpiente extender;

suavemente, mi lengua, -de par extremo-,

y con escote por senda,

ambos, los tuyos dos senos, sorber.

 

 

Tu pañuelo:

para posarme en tu piel,

y embriagarme empapado, por aromas

excitantes que alborotan,

mi pasión, al disponer;

perfumes de azahar, jazmín y rosas,

que porta tu rica esencia,

sensualmente exclusiva, de mujer.

 

 

Un pañuelo

en abrazo, pretendo ser.

Poderte calentar si el soplo es frío,

y acariciándote los oídos,

tu pulso escuchar crecer.

Al sopesar tantos deseos íntimos,

que estremeciendo mi prenda,

susurran -Amor por siempre- otra vez.

 

 

   ***   ***

 

Furtivo, bajo este atrezo,

cual bienestar significa,

a ti, paciente te espero,

doblado sobre la silla,

a que arreglando tu pelo,

acudas pronto a la cita.

 

 

El largo de negros flecos,

adorna ribeteando,

el reluciente estampado,

que bien hilado te cubre

de la sombría humedad

-puñal que llega a los huesos-

y del impetuoso viento.

 

 

Seré una suave mantilla,

sobre tus hombros caeré,

cuando al salir de paseo,

el cobrizo otoño en celo,

te quiera, a ti, poseer.

Cuanta fortuna; como abrigo siento,

al darte la primavera,

recostando, en tu espalda, mi sencillez.

 

 

Mantilla que anda preñada

de un ánimo esperanzado,

con el verdor de unas aguas,

que a su vez son bañadas; con dibujos

de tréboles esmeraldas,

y con sagrados lotos, de blancor azulado.

 

 

Mi yo: imagina maneras.

Me disfracé de mantilla

para tocarte de veras,

pues, poco son de atrevidas

las ganas que te contemplan.

 

 

   ***   ***

 

Siendo nylon

me pego, lleno de avidez.

Me estrecho, a ti, como medias,

recubro tus finas piernas,

tapizo todo tu edén.

Lento subo y te rozo -haciendo amena-

la ascensión que realizo

hasta tus muslos, desde sendos pies.

 

 

   ***   ***

 

Las mías fibras resaltan,

el primor de tus innatos talentos;

los mimos que tu fabricas;

delicias que se asemejan

al bombón con licor, y al caramelo

espeso, cual esconden las natillas.

 

 

Remarcan el candor habido en tus huellas,

también la perfección del trazo dispuesto,

el alimento divino,

que asoma con tus actos y en tus palabras,

que proviniendo de dentro,

de lo hondo de tus entrañas,

son pureza con forma de sentimientos.

 

 

   ***   ***

 

Pero quedo...

brindándote mi querer,

aquí, como un simple Hombre,

cual aspira a que lo tomes,

por ser tan sólo quien es.

 

318-omu G.S. (Bcn-2012)