Transítame despacio
vida mía,
descalzo sobre
esta huérfana materia.
Lentamente,
como una luna somnolienta
rueda por el dorso
de mi espalda.
Escarba esta vieja piel
descarnando las uñas,
desnúdame,
hoja tras hoja
hasta liberar las añosas cigarras
dormidas en mia huesos,
en un vuelo que se estrelle
más allá de los tejados.
Delinea un surco con tu boca,
desflecada sangre
aún se esfuerza
por bullir río arriba,
que decrete los margenes
entre tu cielo y mi locura.
Transítame a puro fuego
vida mía,
hasta encender el asfalto
bajo nuestros pies.
Recorre las huellas
calcinando sonrisas ajenas,
y luego déjame,
déjame caer sobre
la próxima alborada fría.
Alejandrina.