Recién aprendí las primeras letras el día que te vi
no sabía que existiera algo más que silabarios
esos laberintos llenos de cantos y dibujos
con pequeñas historias en grandes letras
y láminas de casas nuevas, acabadas de pintar
rostros siempre felices y sonrisas perfectas
y gente que viste perfectamente planchada.
Estabas perdido entre reportes de horas de trabajo
Tenías tu cuerpo extendido y arrugado
Nada te protegía a merced del tiempo y la polilla
te encontré de paso en mi ruta camino del cieloraso
-ese piso misterioso que debía conquistar-
me devolví contigo al piso, ante semejante sorpresa
¡Cómo es que algo podía tener tantas páginas y letras!
Recuerdo que me empezaste a hablar fácil y sencillo
me contaste cómo fue todo "En el principio..."
y vi el día que nació el mar y la parte seca de mi tierra
apareció la vegetación, las aves y animales
y me contaste cómo fue que nació mi padre
Todo tu canto me explicó las gallinas de mi madre
la linda huerta de mi padre, en fulgor de color y sabores
y las mojarritas conversando en el riachuelo
que partía en dos mi paraiso.
Así me fuiste contando tus historias por las tardes
Ví guerras, muertes, conquistas y fracasos
supe de un pueblo en viaje por desiertos,
y sin esperanzas, perseguido, ante él el mar se abre
Me explicaste las respuestas antes de preguntarte
Nos encontramos esa tarde y fue para no dejarnos
me sigues contando historias al tono de mis años
Dejaste el cajón en la parte alta del cuarto
donde me esperabas a merced del tiempo y la polilla
y te volviste de carne en mi lado izquierdo del pecho
Después vinieron otros hermosos y muy buenos
con números, historias y mapas de países lejanos
otros me dieron sus cuentos y poesías
y algunos me hablaron de muchedumbres
de marchas, protestas, de nuevas sociedades
péndulo de propuestas que se encogen y se alargan
Pero tu te quedaste a vivir en toda la extensión
de mi alma.
porque el día que te tomé con mi mano,
tu también tomaste la mía y nunca nunca me soltaste.
A pesar de mis pesares.