Por qué marchaste así, si no he podido,
evacuar de mi vida tu existencia.
Templado está mi amor ante tu ausencia,
negándose a dejarte en triste olvido.
Palpita el corazón estremecido
coreando su penosa insistencia;
procura sosegar la penitencia
que a través de abandono ha conocido.
Un adiós arrancándome la vida
tiñéndome de luto el sentimiento,
rasgando con dolor sangrante herida
sumiendo en la tristeza al pensamiento.
Extenuada una esperanza derruida
estira aún recuerdos en lamento…