Cuento la historia de una niña llamada Eneles.
Era una niña muy divertida y juguetona, le gustaba gritar y jugar con los perros, era muy alegre y siempre tenía una sonrisa para regalar.
Eneles había regalado millones de sonrisas y siempre tenía una nueva para regalar.
Ella vivía en un campo donde había una vaca llamada Sofía, que vivía en un corral cerca de su casa, por eso cada tarde la niña iba por un camino de cemento desde su casa al corral, donde podía ver y conversar con su amiga Sofía.
El camino no era muy lejos, por eso Eneles iba cantando, a veces montada en sus veloces patines, los cuales manejaba con mucha habilidad, todo el que la veía, decía, esa niña es una experta patinadora, y ella le regalaba una sonrisa de los millones de sonrisas que tenía guardadas.
A veces cuando no quería ir en patines, se iba caminando mirando las flores del campo y comiendo bananas, pues le fascinaban las bananas amarillitas como el sol, esas eran sus preferidas.
A veces Eneles cuando iba alegre en sus patines a visitar a su amiga Sofía se caía por algún pequeño descuido; pero eso no le importaba, se levantaba rápidamente, y sonriendo decía “No me duele”, y después seguía como si nada su camino hacia el corral donde la esperaba su amiga Sofía
Hola Sofía, le decía Eneles, muy feliz.
Y la vaca le respondía, Muuuuuuuuuuuuuuuuuuu
Has dado leche hoy? Le preguntaba
Y la vaca volvía a responder, Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
Quiero que des mucha leche, para que la gente pueda hacer dulce de leche, son mis preferidos, ¿sabes?
Y la vaquita Sofía pestañeaba, movía su cola de un lado a otro y contestaba con un nuevo Muuuuuuuuuuuuuuuuuu
¿Sabes Sofía? Yo quiero ser actriz, quiero presentarme en escenarios y ser muy famosa, quiero que todos me aplaudan y vean mi trabajo de artista, ¿Tú crees que puedo ser artista? Le preguntó
Y Sofía volvió a responder Muuuuuuuuuuuuuuuuuuu
El tiempo fue pasando y nunca más se supo de Eneles, dicen que se fue a una gran ciudad y que se convirtió en una famosa actriz, mientras tanto Sofía seguía en el corral dando leche y mas leche para que el ordeñador pudiera enviarla a los fabricadores de dulces de leche para que su amiga Eneles se los comiera junto a sus bananas amarillas después de hacer sus presentaciones como actriz, y allí seguía ella en el corral recordando aquellas alegres patinadas y aquellas bellas sonrisas de su amiga.
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