IDA
IN MEMORIAM A MI MADRE 28-9-2012
Cada vez que lo pienso
repitiéndome cada día,
que perteneces al tiempo,
deste mundo eres ida.
Siento mi ser desnortado,
arrepío a la realidad,
en mi anhelo desbocado,
de volverte a despertar.
De tu sueño infinito,
queda gélida imagen,
halándote del sitio,
donde reposando yaces.
En tanto mi sufrida mente,
se revuelca en remolinos,
infaustamente sin verte,
en magno desolador vacío.
Inasible ahora madre querida,
crisol de tersa estada,
en ti estivaba mi vida,
que si mustia descollabas.
Estadía que mi sino,
sinuosa me la infiere,
y cual sagaz espino,
solapado me la hiere.
Y buscándote entre sombras,
en mis sueños y ensueños,
voy madre, hallándome sola,
a solas con mis anhelos.
Anhelo repersistente,
el devenir y volverte,
al hogar que adolece.
,efervescencia candente.
Tu, áurea de las estrellas,
requiebros de ambrosía,
sin ti se tornan nieblas,
tinieblas que otrora fulgían.
Tórnanse cual azabache,
en mi alma que te añora,
delirante por abrazarte,
sin el espectro que mora.
En ingente dolor por tu cuerpo,
sumo amado para mi,
lo desdibuje el tiempo,
yendo discurriendo por ti.
Que yo quisiera incorrupto,
de todo abrupto baldío,
no lo quiero madre insumo,
y me repito ¡Dios mío!.
¿Dios mío! Es mi clamor,
en esta soledad absoluta,
de tu cariño y amor,
que ya no tendré nunca.
¡Nunca!¡nunca!¡nunca!,
insomne suena y resuena,
en cierne que no se acostumbra,
a vivir con perenne ausencia.
Ausente de tu socaire,
aventándome infortunios,
desquiciados desaires,
temosos modales inmundos.
Puro amor era el tuyo,
de integro a desmedido,
por el que me consumo.
viéndolo de mi ser, ido.
Ido como tú lo eres,
en el mundo madre mía,
y mi alma efervescente,
en santa te lleva asida.
Asida con sentimiento,
de sangrante a dolorido,
desolación en momentos,
de este desarraigo impío.
Impío era olimpo en niña,
consumida juventud,
complicidad en delicia,
en extensa plenitud.
Plenitud desvirtuada,
disgregación eviterna,
en la pena prolongada,
que en su jaula me apresa.
Apresa desbordando,
aislando del criterio,
que el paso por ti dado,
nos espera para ir yendo.
Yendo voy sobre holladas,
estelas de tu pasar,
regándolas mis lágrimas,
en este inmenso pesar.
Pesar por no abrazarte,
en ese instante de irte,
ahíta de pena mirarte,
en tu mirada despedirme.
Despedirme hasta pronto,
como mi alma desea,
vivir contigo en alborozo,
en tu infinita era.
Ana Arias Saavedra