jorge amado

Titanic

 

Te vi cuando te hundías impotente

después de tanto orgullo contenido,

el agua pudo más que tu inclemente

criterio de vivir sin un sentido.

 

Y todo se murió en tu porfía

de ser inigualable como el cielo,

entraste en la profundidad de tu gonía

hundiéndote hasta el fondo de los suelos.

 

Te fuiste y te llevaste la grandeza,

el lujo, la apariencia y la elegancia

de un barco que escondía la pobreza

de ser sólo un avaro en su ganancia.

 

Creiste que eras Dios y en tu arrogancia

la música entonó tu despedida

y el mar desde esa noche de nostalgia

posee el rojo sabor de tus heridas.