desde la escalera de mi alma
voy subiendo a la luna de tu olvido,
se ve tan fría y distante.
Pero no me faltarán
los peldaños de voluntad,
para llegar.
Subiré...subiré...subiré...
debo estar allí , mas no sea
para morir,
en el el frió e ingrávido desierto
de tu indiferencia.
L.M