Ahora ya distingo, el descanso y su reposo
Por fin entra mi vida, en la vía de la verdad
Y veo las cosas más sencillas, en su poso
Cadena de fraudes, en la trastienda de soledad…
Fueron años difíciles, llenos de durezas
Más dolorosas, que la propia enfermedad
Virus que dominan el mundo, con impurezas
Y se evaporan las ganas de vivir, en fraternidad…
Lucho contra todos los inocuos, sentidos negativos
Que se incrustan en la piel, del débil Modesto
Un hombre que camina, con almohadas de dichos
Que susurran en sus oídos, las cedulas de lo neutro…
Por culpa del destino, que evalúa, tus caminos
Sendas ocultas en la selva, del buen vivir
Ya que en los últimos tiempos, son anónimos
Los trabajos para ti y vives en el edén del sonreír…
Aunque te lo estés ganando, por tu actitud
En todos los campos, sin excesos y en reposo
Y tu mente actúa bien, en la siembra de virtud
Por tu coherencia en el deporte, tan sudoroso…
Vivo con la luz apagada, pero el candil encendido
Mecha que me desgasta, pero me llena la moral
Entre palabras que se juntan y forman el verbo
Que componen las silabas del verso y el mural…
De la vida que ahora llevo, adosada á mis espaldas
Sin prisas en las horas y el compas, que las acompañan
Bañándolas de gracia, dignidad y los deseos, de las hadas
Duendes, que se adentran en mí ser y me limpian y bañan…
Si me salgo del guion, que ahora me traslada
De un lugar á otro sin moverme, ni una zancada
Esto es el reposo, de mi sutil vida, bien encauzada
Dentro de los limites, que mi horizonte, me demanda.
¡La balanza de la vida, me está regalando días de vino y rosas, por donde hace poco tiempo vivía, mucho tormento!
Modesto Ruiz Martínez / martes, 27 de octubre de 2009