La inocencia de un encuentro puede ser la trampa tenue
que te lleva a sucumbir
que busca en tiempos de ausencia
la parte que ha estado intacta
en los brotes de demencia
que nos trae la distancia
A veces, estando cerca, se está tan lejos de todo
la mirada busca antojos
que por frecuencia ya vista
ha perdido en su caricia
los toques que hacen rubor
y parece ya tirviales
las miradas del amor
Entonces lo cotidiano, los esfuerzos de una vida
se ven normales,
naturales
frases ya muy conocidas
¿aburridas? ¿reiteradas?
Y en pasos paranormales
aparentemente inocuos
vamos cambiando por otros
los tiempos por los que atrás
luchamos hasta no más
y ahora son tan casuales
Todo está en mirar un sólo suspiro de ayer guardado
darse cuenta, despertarse
estar atento al respiro
Ir en busca de lo propio
defenderlo
Protegerlo
saberse seguro en él
comprender
Tomar la mano del otro
y no hacerlo por cumplir
no rechazar el vivir
ir en busca de la piel...
Para que nunca en mirada
fugitiva,
veas sonrisa y promesa
-momentanea mentira-
y se convirta tu vida
en un trozo de papel
blanco
sobre la mesa
que borró todo el ayer
¿A donde quedará entonces la herida que abierta dejas
y no sangra y no se cura
y no cesa
como zumbido de abeja
ardiente
silenciosa
gurdada
en un corazón que siempre ha estado allí
y hoy sólo quiere morir
en su triste encrucijada?