Leandro Rodríguez Linárez

Intitulado CLXIV

Esta quietud deliberadamente intranquila,

Es como sí el aire quisiera vestir carnes,

Como sí la luz ansiara huesos calibrados,

Y las sombras quisieran reflejarse en ellos.

 

El silencio está alarmado, se oye,

Se siente el pulso de lo inanimado,

Colgados los cuadros observan,

El piso es la palma de una mano intranquila.

 

Las horas no están, quieren verse en el espejo,

Te llamo y las palabras no suenan,

Los vocablos reclaman su alma,

Las vocales están deliberadamente intranquilas.

 

LRL

 

22-10-2012