Decir que vivimos
a distancias infinitas, es decir también
que nadie ve la lluvia intermitente y copiosa que
mezcla lágrimas inesperadas.
Son lluvias torrenciales
sobre siluetas de una distancia sin tiempo y
un cielo sin viento.
Gota tras gota precipitan
la mejilla arrugada de la ausencia,
hasta que alguien paró la tormenta ,y balbuceó en silencio
en último sorbo de las horas.
ELBA LUCIA VIZIO