Tras eternas noches donde dormir fue buscarte,
debía encontrar tal encuentro se concrete;
tomé firme decisión y si el sueño arremete
de nuevo, entonces la próxima será besarte.
Con la música de ángeles construí un estandarte:
situar de joya, en mis latidos, tu brazalete
dejando atrás notas sombrías que fueron grillete
por días nublados, sin luz, opacos de pensarte.
Este amor místico de soñado privilegio
se hizo tan real como al levantarme y preguntar
¿existe para todos, tan ansiado placer?
Si cediese dejándote, de haber sacrilegio
tu respuesta, en calma, dijo será comprobar
condenando a mi corazón, de amarlo no ser.