En un día mundano, perdido en la jungla,
De concreto y asfalto, la luz del cielo,
Se pierde, entre los rascacielos, y las nubes,
Día de contraste, entre el ruido infernal.
Que deja la muchedumbre, y los automóviles,
Como canto solo se escuchan los claxonazos,
De los histéricos choferes, que cautivos,
Entre el enjambre de fierros rodantes, móviles,
Desquician al más sereno, al más pacífico,
Mientras el tiempo se consume, en algo vano.
A como agota el estar parado, mientras los jefes,
Comen, al andar de los compas, mientras uno,
Solo espera inclemente, al cuidado del auto, la gente,
Como se pierde, el sentido del deber, nacido,
Mientras ellos solo de pendencieros andan, ojo alegre,
Contraste, al ver como comen, los que los meseros,
Entre bromas y ganas, les sirven, a mesa fina,
En cambio, en el toldo, unos tacos al garete, definen,
Mientras el hambre desaparece, más en verdad.
Prefiero el hambre, mientras en campaña se viste,
Y se siente que el sueldo se desquite, gane,
Entre las lágrimas vertidas, de sal y sangre, honra,
Del uniforme que con amor se porta, vale,
A como extraño el canto fragoroso, centellante,
Del rifle, que escupe automáticamente,
A como se sueña, con las claves, que de adrenalina,
Nos cobija y nos envuelve, como extraño,
En medio del fragor del combate, solo soñar en verte,
A como me hace falta en divagar, en poseerte.
A como sueño perderme, entre la brisa marina,
A como me falta, dejarme llevar por la ola amorosa,
Que entre céfiros y trinos, a mi corazón aflora,
A como me hace falta, oír, en el bosque, tu canto,
Que como en desierto, silente, abruma con el latido,
Que de tu corazón enamorado, reverberase,
A como sueño en bailar envuelto, de tus pétalos,
Que delicados, me arrostran, me encaminan,
Entre los acordes, de los órganos fundidos,
Del mismo amor, que eternamente, florece,
A como extraño, decirte a cada momento, segundo,
Te amo mi rosa, que azul mi cielo conviertes.