carminha nieves

EL VALOR DE COSAS PEQUEÑAS

                                                     

 

En un cajón, tres pañitos bordados a mano por mi madrina e tía en otro un libro de misa, en el monedero, varias estampas de Santos, en una caja pequeña  tarjetas antiguas de mi Madre, una pipa, mas unas gafas de mi marido, unas jarritas con florcitas, ya estropeadas, en un mueble, una pluma, de mi Padre, e otras cosas mas, de todos mis entes queridos que ya marcharan. Su valor es incalculable, para mi valen millones.

Es como si un poco de ellos quedara conmigo. Recuerdos  queridos, que me siguen de casa en casa. Son mi tesoro e un día irán  junto a mí para donde vaya a descansar en paz. Con amor e cariño los guardo, nada valen para los otros. Así debe ser.

Con disgusto, me he dado cuenta que de mí, solo quieren recuerdos que se puedan vender e recibir alguno dinero.

Enorme diferencia entre amor e ganancia.

Los corazones se han hecho piedra, el sentir  solo existe en plata e oro, es pena e doloroso mirar el cambio que estropearan la humanidad.

Últimamente, en ojos bellos e dulces, hay odio, rechazo, envidia.  El ser humano sin darse cuenta, camina al abismo del suicidio, de cosas tan bellas como  la carencia de amistad, de secar el corazón mas allá dela materia.

Se es vaciaran las cabezas e solo hay números, el querer todo, que tenga valor para vender.

La plata e el oro solo brillan si hay luz, los sentimientos no la necesitan, tienen brillo proprio.

Pienso muchas veces, como en las familias, mismo entre hermanos hay tanta diferencia, completamente distintos en su manera de pensar.

Sabia que era así, pero cuando nos toca, quedamos sin palabras, sin saber que pensar. Tullidos en nuestra tristeza.

No enfermo, pues ya he pasado por tantos desaires, que ya estoy  vacunada, pero que duele, duele.

Moderna sí, acompaño la evolución, pero mis valores, mi manera de sentir no.

Lloraría como lo hice, bajo lluvia por haber muerto una gata, un perro, que tanto les quería e sin tener vergüenza.

Lloraría como lo hice por la noche por alguien que murió.

Lloraría, para juntar mis lágrimas a  otras que por disgusto   mojan la cara de alguien. Sin avergonzarme de ser así.

Nunca sentimos el dolor de los demás en totalidad, pero sabemos que sufren. No hacemos nada, ¡que importa no somos nosotros!  Esto es la foto de la realidad de hoy.

Desencanto, como si un rayo, nos quemara  por dentro, al  sentir tanta avaricia, en vez de amor e gratitud.

Para lejos quiero ir, tan lejos que no me alcance la mirada de rencor que he visto en los ojos de quien había dado mi vida si necesario fuera.

Conmigo irán los recuerdos de mis antepasados, me harán compañía, pues en ellos hay un pedacito de su amor hacía mi.

El peso de la vida, ya lo sentirán, cuando ya no tengan recuerdos valiosos para vender. Nada mas les queda ni su alma pues la vendieran también por una mano de  falsedad.

Es la cruda realidad de estos tiempos sin futuro.

Oporto,20 de Octubre de 2012.

Carminha Nieves