QUERUBÍN, QUERUBÍN
VILLANCICO
Levitando entre bullicio,
presurosos querubines,
van alados en oficio.
a porfía de urdimes.
De tejerle albos pañales,
rutilantes calcetines,
y en aventarle pesares,
formanse los paladines.
Entre alborotosos llora,
un chiquito en requiebros,
viendo que morando no mora,
bienquerencia en acogerlo.
En muy cálido cobijo,
al Rey Niñito que viene,
y en las entrañas abrigo,
sólo de su madre tiene.
Las horas pasan y apremian,
huestes en corporaciones,
no se avienen a anuencias,
en ofuscadas razones,
Negaciones de entender,
que viene a la estadía,
un recién para Rey ser,
pastor que rebaño guía.
Camina la burra cansada,
San José desalentado,
María una silente nana,
al Niño le va cantando.
Rogando de puerta en puerta,
lejana dispuesta hayan,
que si antes cuadra era,
para el niño será posada.
El querubín chiquitito,
troca llanto por alegría,
oteando bao de hocico,
niebla que será mantita.
A desnudo cuerpo niño,
de los hálitos del buey,
y la burra con un guiño,
se le coliga también.
Alado en su premisa
ensambla juncos del río,
forjando verde campanita,
para deleitar al Niño.
Llevándole su presente,
vestido de pastorcillo,
en su cortejo al frente,
a modo de campesinos..
Solada de blanco armiño,
nívea gélida orivería,
estrellada noche de frío,
le rinden su pleitesía.
Al niño Dios nacido,
entre frío, entre pajas,
del Edén al mundo vino
para acrisolar las almas
Autora: Ana Arias Saavedra