Acepto yo quererte cada día
desde alma agradecida en la fortuna
de mirar en tus ojos luz de luna
sin que nuble desidia la alegría.
Sin palabras tendidas de apatía
sin desmayo, temor o duda alguna,
sin que engaño o dolor pena reúna
por tibia indecisión o cobardía.
Prometo yo quererte en la abundancia
con la fuerza gentil de la ternura,
que refina en el alma exuberancia
colmando el sentimiento de dulzura.
He de jurarte yo perseverancia
llevándome este amor, a sepultura.