Me abrazo de la suavidad que nace
en las raíces de tu vientre
del mordisqueado amanecer que brota en tu pecho
con una luz alegre, solitaria,
del húmedo sonido al abrir y cerrar tus piernas,
de tu sonrisa ahogada,
de tu cabello que cuelga en la almohada
como un suspiro
del loco frio que cerraba las ventanas en tu ausencia.