Esperpento

A la orilla de este río

Cogerás tus remos para huir del hastío

que encoge aún más tu corazón pequeño

e irás tú sola en pos de un sueño

por las fluviales aguas en tu fiel navío.

 

(Sin más vela que tu remo,

sin más recuerdo que el olvido,

navegarás desmemorando lo vivido

ignorando el destierro en que me quemo.)

 

Y zarparás porque de mi memoria huyes,

sin saber que en tu barca, brazada a brazada,

arrearás a mi corazón una pobre estocada

cada vez que te alejes por el río en que fluyes.

 

(... Tan profundo que parece un mar,

es río oscuro ahondado en horizonte,

en donde fuera mi corazón un polizonte

que más de un beso tuvo que rogar.)

 

Pero desde mi orilla seguirá pasando la vida,

nube tras nube, día a día, año tras año;

y seguirá latente en mí aquel amor de antaño

convirtiendo en dolor toda pasión vivida

por nadie en quien vivir, sin nadie en quien pensar,

pues tus remos con tu barca ya han partido,

y yo aquí, a la orilla de este río

lejano, moribundo y triste que parece un mar...