Ojos llenos de sol y de flores; llenos de esperanza. Ojos que literalmente han visto un corazón, que han visto mares rojos; que han visto la vida en su más rústica expresión.
Una frente perlada de sudor y a veces de agobio por una escabrosa situación, una frente tallada por Dios con mucho amor.
Unas manos que a veces deben lastimar para sanar; manos que han traído vida al mundo, manos que acarician llenas de vocación, llenas de amor.
Un corazón con la capacidad de ser sensible y duro a la vez; paradójicamente un corazón frágil y fuerte al mismo tiempo.
¡Qué valiente te hizo Dios! Y con gran orgullo eres parte de su creación.