¡Es gris!, tan gris el cielo
Que a mis ojos nubla,
¡Tan frío! que a mi alma hiela.
Siento que llueve por fuera
y por dentro mi alma alborotada,
se desmenuza en el infinito.
Caen lágrimas perdidas de ausencia
siento la congoja y la muerte,
hostigando mi corazón herido…
Comienza tu recuerdo en cada atardecer,
puedo oír tu silencio y en contraluz,
escuchar tu destierro una vez mas.
Lágrimas, ríos sin razón,
dolor sin ningún color,
Y muero, con el honor de un gran amor...
La agonía de mis días es perenne
y al alba o al crepúsculo,
su silueta cual fantasma
se pasea entre mis horas.
Me niego a pensarte
me niego a sentir el vacío en mi cuerpo,
mis manos se han dormido
enrojecidos ya mis ojos,
el insomnio se pasea por mi pieza
enseñoreado,.se burla... ¡Hay como se burla!
ya no quiero mas pensarle.
Quiero olvidar, lo que mi alma canta,
ese sentir, entre ir y devenir,
que a mi corazón agonizante hace morir.
Ya no quiero mi alma, que no tiene calma
¡Vete!, no tortures mis sueños una y otra vez
quiero que venga el tiempo
completo absoluto y se apodere de mi.
Quiero posar mis ojos al horizonte
Y ver como amanece la alborada,
Despertar de esta nostalgia aletargada
Y soñar cada día en el mañana.
Mañana, que será mi único tiempo
realidad de todo mi ser,
el final de aquel destello
un comienzo… De un nuevo amanecer.