De: Una mujer llamada Irlia
Estaba tan cansado,
Había visto por horas,
Los amaneceres, los atardeceres
Había visto por horas,
Las noches y las madrugadas.
Estaba tan cansado,
Que una gota de lluvia
En mis manos pesaba tanto,
Tan cansado, que no podía
Contener el llanto.
Estaba tan cansado,
Que no soportaba,
Ni el leve choque de una brisa,
Tan triste y agotado,
Que ni a fuerzas podía
Mostrar una sonrisa.
Estaba tan cansado,
Tan moribundo,
Que no deseaba
En esos momentos nada,
Ni la vida.
Estaba tan cansado
Que no supe distinguir
En ese penoso instante;
Entre tus besos y los
Besos de la soledad.
No recordaba nada
Ni tú nombre, ni nada
Que me hable de ti,
Era rara la jornada
Que no me importaba
Nada de mi.
Estaba tan cansado
Que llegue a dormir
Tan profundamente,
Parecía en ese instante
Un morir y vivir a la misma vez;
Parecían días eternos
Los que había vivido,
Porque hasta en sueños volví a verte,
Soñé tanto que ya
No quise despertar,
Tantas noches de sueño
Que las voy a contar.
Autor: Francisco De Tescia.