Con delicadeza navego en mis horas
que con tu respirar danzan extasiadas
dictas el ritmo el tiempo la forma
del palpitar de las letras en ti inspiradas.
Al son del firme y elegante andar de tu figura
retumban las campanas del cielo
al respirar tu presencia intoxicante ternura
la imaginación arde en el sagrado fuego.
Pido indulgencia al par de ojos afortunados
que mueran al atestiguar tu belleza
pero se encontraran aun más desesperados
aquellos que deban sufrir tu ausencia.
Sonríe e ilumina los campos elíseos
entristece y lloraran los cielos
suspira para que los vientos sigan su curso
vive para que este poeta siga escribiendo.