Frío asfaltado de secas hojas,
sórdido campo, áridos destierros,
cazas simples de lobos y perros,
flores marchitas sin tintas rojas.
Alma dormida en falsas congojas,
celo agotado...vencen los yerros,
camposanto tapiado de hierros
frustrando la huida de lisonjas.
Jardín de rosas
con todas sus espinas
surge entre tumbas...
el matinal rocío
ablandando la tierra.
Casual no es recibir en tus manos
versos tenebrosos e incompletos
darle fulgor con otros escuetos
ver la vida con matices lozanos.
\"En aquella época encontré un extraño refugio. Por casualidad, como suele decirse. Pero esas casualidades no existen. Cuando alguien necesita algo con mucha urgencia y lo encuentra, no es la casualidad la que se lo proporciona, sino él mismo. El propio deseo y la propia necesidad conducen a ello.\"
Hermann Hesse. (DEMIAN - El pájaro rompe el cascarón, pág. 37)