El mariachi suena y me transporta
En olas de un amor de suma paz,
Conquisto las alturas, planeo, te encuentro,
Desciendo en tu calle, tu ventana veo,
Donde tu mano se agita, sonríe tu faz,
Y por fin se cumple nuestro deseo.
La puerta se abre y cual mariposa
Vuelas, abriendo tus brazos alegres,
Tus pies descalzos se deslizan y te posas
Frente a mi, me rosa tu vestido de seda,
Tus manos agitándose tocan mis hombros
Y empiezas a envolverme en una danza
Que acompaña una melodía queda.
Te inclinas hacia mí y me besas,
“te amo” me dices a la vez que sonríes,
Tu cuerpo se mueve y al aire un velo
Traza corazones dibujados en el cielo,
Yo, simplemente me dejo llevar,
En una experiencia de amor sin igual,
Siento tus manos frágiles, blancas,
Acariciar las mías con intensidad,
Luego en paso lento sin dejar de mirar
Los ojos que siempre te supieron admirar,
Me invitaste a entrar… sin vacilar,
A la antesala de la felicidad
Donde el cielo fue sábana,
Tu beso, algodón azucarado,
Tu abrazo, invitación a quedar
Y tu pecho, almohada donde descansar,
Todo tu cuerpo, chimenea ardiendo
Y el mío, lago donde refrescar
Mientras conjugamos a una
El maravilloso verbo “amar”.