ENLAGA

EL CANTARILLO

Era pequeño mi cantarillo, muy parecido a mi madre, al igual que yo a ella.

Esta historia es mitad ficción , mitad verdad.

 

Había una vez una niña llamada María en un pueblo llamado Baños de La Encina, precioso donde los halla con un castillo milenario llamado Burgalimar con catorce almenas y una llamada del homenaje, pero que en Baños era y es conocida por almena gorda, tiene también una iglesia la de San Mateo, una Ermita la del Jesús del llano, con un camarín barroco hermoso, único, un santuario entre olivos con una patrona chiquitita, muy guapa con su niño en brazos, la virgen de la Encina, antes de llegar hay una ermita pequeña Jesús del camino, también tiene  un molino de viento,con grandes aspas semejantes a aquellas que un día Don Quijote batió en batalla pensando que era gigantes y un pantano grande el Rumblar.

Este es el pueblo por donde se movía aquella niña, a ella le gustaba ir con su madre a la fuente  que había en su calle a por agua con aquel cantarillo, hacer cola junto  a su madre y cuando esta se lo llenaba ponérselo en la cadera al igual que su madre, llenar la pila para lavar la ropa, los barreños para después aclararla, los fregaderos de la cocina para fregar los platos y por último dejarlos llenos en las cantareras, para uso doméstico.

Cada mañana esa era la tarea antes de empezar con la limpieza diaria de la casa.

Un día faltaba agua, poca eso sí, con un par de cantarillos de los ella se solucionaría,hasta la mañana siguiente, así que cogiendo su cantarillo, se fue para la fuente, ya estaba anocheciendo y en la calle había poca luz, había un hombre bebiendo en la fuente, ella cautelosa se acercó ya que su madre siempre le estaba advirtiendo que tuviera cuidado con la gente estraña, dijo : Buenas noches señor, este le respondió :A las muy buenas niña, ya veo que vienes a por agua con tu cantarillo, ella contestó :Si señor es que nos ha faltado hoy y vengo a por un par de cantarillos:Pues llénalos, que yo voy a descansar, esta cuesta me ha agotado,:¿Como te llamas ?-:María , respondió la niña,:¿Y que edad tienes ? - : 0cho años. Mientras seguían charlando María llenaba su cantarillo : Ya está se llenó, voy a vaciarlo y vendré a por otro- Hasta luego señor.Cuando María volvió ya no estaba el hombre en la fuente, pero quedó impresionada por su aspecto, no le dio miedo a pesar de las advertencias de su madre con el tío del saco, ese que decían se llevaba a los niños metidos en el, cuando andaban más tarde de lo que les dejaban sus madres jugar en la calle y estaba anocheciendo, es más le dio lástima aquel hombre harapiento con unas sandalias muy gastadas, se veía que había andado mucho con ellas, unos calcetines que es su día fueron blancos, un hábito marrón,  con un cordón blanco atado a la cintura, con un gran crucifijo plateado, seguro por su cara que no habría comido.

No comentó nada en casa , seguro que sus padres le habrían regañado por entablar conversación con alguien desconocido.

Al día siguiente cuando iba camino de la escuela de las Hermanas Apostólicas De Cristo Crucificado que era donde estudiaba, se llevó la sorpresa de volverlo a ver, estaba sentado en la cruz de las azucenas monumento cercano al santuario de Nuestro Padre Jesús del Llano, es una gran cruz de piedra  con escaleras en forma de pirámide, allí se sentaban los hombres a charlar de las novedades del pueblo  a pasar el día una vez ya jubilados, ambos se reconocieron, el hombre le dijo :A los buenos días María, ¿vas para el colegio?- : si señor, hasta luego, no dijo nada más, era tarde y ponían falta a las niñas que no llegaban a tiempo de formar fila para entrar a clase al son del picú ( un toca discos) .

Al salir del colegio para el recreo, cosa que hacían las niñas alrrededor de la lonja que rodeaba el santuario y el colegio, estaba aquel hombre en el mismo sitio, María se le acercó y le dijo : ¿Ha comido usted ?-:No respondió aquel hombre, pues tome mi  cucharrillo de aceite con chocolate (bocadillo)  yo hoy no tengo  ganas de comer . el hombre se lo agradeció y empezó a comer pausadamente: Gracias María, te lo agradezco no he comido hace ya .......bueno no me acuerdo, vengo a conocer a las hermanitas, mi  misión en esta vida es pedir limosna para ayudar a los pobres, yo no necesito nada por cierto mi nombre es Francisco Tomás -¿ y viene de muy lejos ? preguntó María, pues sí, vengo de Granada aunque soy de Málaga de  un pueblecito de la serranía de Ronda, ya ves cuando me hice fraile capuchino dije que me dieran los quehaceres que quisieran , me gusta el campo, la huerta, pero pedir la verdad es que daba un poco de vergüenza eso de ir de casa en casa y ya ves quiso la voluntad del señor que este fuera mi quehacer diario, pedir para los pobres ahora me alegro por que esa es la mejor opción que me pudieron dar, servir a Dios por medio de mi limosna recogida de la gente de buena voluntad, el destino ha querido que viniese a este pueblo, venía por la carretera en un camión que me recogió a las afueras de Jaén, iba para Úbeda a visitar la tumba de San Juan de la Cruz, pero me pasé de desvío y al ver este castillo vuestro en la lejanía me llamó tanto la atención que decidí venir a conocerlo, más, cuando me dijeron que había un convento de monjitas, me alegré y aquí estoy para conocerlas, bueno le dejo señor Francisco, es la hora de entrar a la escuela, el recreo se ha terminado, hasta luego .

No quiso decir a nadie que había hablado con un extraño, pero aquella cara le inspiraba confianza se le veía buena persona, puede que su cara le recordara a su abuelo, pero sin barba al que quería y admiraba..

María se puso malita con uno de aquellos ataques que le daban cada vez que le subía la fiebre, tenía pocas defensas , eso argumentaban los médicos y perdía el conocimiento, sus padres estaban siempre alertas y con un miedo atroz ya que era su única hija, en aquella ocasión no llegó a perder el conocimiento, pero deliraba hablaba con alguien cosas que sus padres no entendía, -

_ Si señor, decía

_Haré lo que me diga,

_Se lo prometo, un día iré,

_ No tengo fuerzas, ayúdeme usted,  pero no conseguían saber nada más.

Cuando pasó aquella crisis una más, le preguntaban qué decía y ella no se acordaba de nada.

 

Pasaron muchos años un día fue de excursión a Granada con su colegio y compañeras de clase, tendría 12 años y había unos carteles con unas fotos, el corazón le dio un vuelco, sí era él, aquel hombre que había en la fuente , el mismo que al día siguiente día ella le dio su cucharro y que tanto él agradeció.

No comentó nada pero en el fondo estaba contenta de volver a verlo aunque fuese en aquellos carteles, en sus sueños, mejor dicho en su delirio cuando estaba con tanta fiebre, él estaba  a su lado, dándole ánimos, le decía que tenía que vivir, aún le quedaba mucha vida por delante, más no pudo ir a verlo ya que la excursión estaba programada, irían  a la Ahambra, al Generalife a la Catedral y  ver y pasar el día a Granada.

 

Después pasaron muchos años hasta que un día lo vio en una estampa, sí era él no le cabía mayor duda, ahora sabría más cosas de él, en la estampa venía su imagen, y por detrás una oración.

Entonces comprendió que él nunca estubo en Baños, ni en la fuente ni en el colegio, ni tan siquiera que aquél día le dio su cucharrillo, fue su imaginación, las dos veces que lo vio, esas noches les dio aquellos ataques que  de niña más de una ocasión la dejó muerta y él estaba a su lado, sin saber quien era confió le ayudó en esos duros momentos.

A partir de esas noches ya no le volvieron a dar aquellos ataques, los médico decían que  ya había pasado el peligro de que se quedase en uno de ellos, otros decían que al primer paso para el desarrollo se le irían quitando.

Sólo ella sabía que aquellas crisis de ataques que tanto temía su madre que le dieran y que al menos en dos ocasiones se quedó con la mortaja preparada, desapreció cuando le conoció a él, el día que iba  a la fuente con su cantarillo, el día que lo volvió a ver en la cruz de las azucenas, nadie más lo vio en Baños, solo ella.

Ahora ya es mayor María, creció , se enamoró, se casó y tubo hijos ya hasta una nieta .

Ya sabe quién es ese hombre de cara  amable, con barbas blancas, sandalias con calcetines zurcidos y que un día le habló camino de la fuente con su cantarillo, por siempre le estará eternamente agradecida, con sus palabraps de aliento que solo ella conocía, sus manos sobre su frente, Maria consiguió salir adelante.

Gracias Fray Leooldo.