Ese año bisiesto en que me enamoré
Las noches eran interminables,
Y al amanecer la luna se ocultaba
Desgastada por tanto verla.
Los meses todos eran de cinco semanas,
Cada semana de ocho días,
Cada día con par de noches
Y en cada par de noches
Horas sin caducidad.
Ese año no hubo invierno
El calendario no lo permitió,
Pintó seis meses de primavera,
Un quinteto de otoños con veranos
Y un mes de rocío matinal.
Hubo luna llena durante todo el año,
Estrellas fugaces cargadas de deseos,
Puestas de sol inolvidables
Y eclipses lunares una vez al mes.
Las noches estaban dispuestas al amor,
Pero el amor no quería presentarse entre deseos.
Ese año bisiesto en que me enamoré
La soledad se marchó de casa,
Mi soltería se vistió de luto
Y mis noches de cantina eran menos.
Ese año estudié la arquitectura del amor
Adueñándome de un primer beso,
Y pude dibujar el plano de sus labios
Para el próximo encuentro furtivo.
Desde entonces vivo igual
O más enamorado,
Me alimento de besos Dulcineos
Y su aroma
Es el aire que respiro…