Hugo Emilio Ocanto

Monólogo: Concierto número uno

( En el escenario, intérprete

en el centro de sala.

Escucha música clásica.

Los ojos cerrados.

Concentrado en lo que escucha.

Su cuerpo está sentado

sobre un sillón de ruedas.

Inválido. Sigue escuchando.

Abre los ojos. Se acerca

al mini componente, y lo apaga)

Ya está. Ya has complacido

mi alma. Estoy realizado.

( Bruscamente gira su sillón,

y queda de espaldas al público.

Se dirige a servirse

un whisky)

Mi amigo... Y mi enemigo...

( Mirando fijamente el vaso)

Vos has sido el responsable

de mi desgracia.

Pero aún te sigo bebiendo...

Al menos estoy acompañado...

por vos y la música...

Ella me trae tantos recuerdos dolorosos...

No soy masoquista... soy un lastimoso

inválido que se atormenta

recordando el pasado...

Ella me abandonó,

y sigo recordándola para sobrevivir...

aunque haya buscado

la muerte sin lograrla...

Aquella noche... en que

ella ejecutaba su concierto...

¡Tchaikovsky! ¡Mi genio musical...!

Y vos, mi amor ausente,

que estabas allí, con tu extraordinario

talento de artista...

ejecutando el concierto

que aún sin escucharlo,

lo escucho...

¡ El número uno

por la número uno!

( Sigue bebiendo)

Esa noche el público

se puso de pie para aplaudirte,

como lo hacía en todas

tus actuaciones...

Ejecutando este concierto

te conocí, y en la última

función que te vi, te perdí...

¡Tchaikovsky, ven a socorrer!

¡ Ven a devolverme mis piernas...!

( Sigue bebiendo)

Esa noche, en la que

tenía que haber ido

a festejar el éxito

del concierto con mi mujer,

eludí todo compromiso

para ir con mis amigos a emborracharnos...

Ya ni me acuerdo dónde

fuimos a parar...

Con alegres mujeres, y loco alcohol...

Esa noche me emborraché

hasta quedar tirado

en un coche que me trajo hasta aquí...

Vos estabas esperándome

muy enojada, y yo,

indefenso por mi gran curda,

sólo me reía... me reía...

hasta que me reventaste la

cara con una cachetada.

Y me atormentaste los oídos

con tus hirientes palabras de reproches...

Dijiste que me abandonarías...

creo que fue así...

( Continúa bebiendo)

Fuiste tan terminante

en tu decisión, que yo...

te dije que si me abandonabas,

me suicidaría...

Pasó mucho tiempo

desde esa noche...

Y me entero... dicen...

que en un momento de locura...

me asomé al balcón y

haciendo ademán de lanzarme al vacío,

resbalé, y lo que fue una amenaza,

se convirtió en realidad...

Caí... y aquí estoy,

postrado en este sillón, solo...

solo... y vos, mi amor,

ya no estás más en este mundo...

¿Cuánto tiempo ha pasado?

¿tres, cuatro años...?

Sí, capaz que sí...

no lo sé exactamente...

( se dirige al mini, lo enciende)

¡Tchaikovsky, sigue

haciéndome recordar aquella noche...!

La noche del éxito

de mi mujer

con tu concierto...

la noche que se separó

de mí, la noche que

me caí para quedar postrado aquí,

en este sillón...

¡ Sigue con tu concierto Tchaikovsky!

¡ Sigue atormentándome...!

¡ Sigue tocando, para que yo

siga recordando la noche

de mi muerte en vida...!

¡Yo tenía que haber muerto...!

¡no ella...! ¡sigue maestro...!

¡ Hoy tu concierto me desgarra el alma!

Me trae recuerdos... recuerdos del ayer...

¡Recuerdos de vida... y de muerte...!

Oh, Dios...¿ por qué yo

aquí postrado y ella muerta?

¡Dios, cómo te amaba ella...!

Me enseñó a amarte... ¡Te amo,sí!

Pero ten piedad de mí...

¡Hazme desaparecer...!

¡Elimíname del mundo...!

Me porté mal con ella...

¡Y me porté mal con vos...!

¡Mándame lo que me merezco...!

¡La muerte...!

¡No la tengo a ella para amarla...!

¿Para qué estar

yo aquí con vida...?

¡Tchaikovsky, Dios...castíguenme...

la muerte... vení a buscarme, muerte...!

¡Ese concierto... esa música...!

¡Concierto en el cual conocí

la felicidad por quien la ejecutaba,

mi amor...!

Pero ella ya no está... y yo aquí,

con tu concierto...

Padre mío... te amo...

Sé que vos también a mí...

¡Pero concédeme lo que te pido...!

¡No quiero vivir...!

¡Llévame Señor...!

¡Me arrepiento de mis pecados...!

Inconscientemente...¡yo la maté...!

Por mis borracheras...

Por mi egoísmo... por mi

adicción al maldito alcohol...

que me llevó al intento de suicidio,

y aquí estoy, vivo...

¡Sigue concierto, sigue...!

 

Cuando ella vivía...

vos, concierto, nos hacías

dichosas nuestras vidas...

¡Ahora, concierto, sigue atormentándome!

Y tal vez escuchándote...¡pueda lograr

la muerte...!

Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 25/10/21012)