Mi corazón estaba pocho.
No tenia un siete, que era un ocho.
Al zapatero lo llevé y me hizo un remiendo muy tocho,
pero un agujero me quedó
por el que perdía lo que creía imperdible:
el preciado combustible que movía mi razón.
Consulté a los de Bp, ellos también saben de fugas
y para la mía, su respuesta es la de un mudo.
Que iluso, si yo lo tengo chungo, ellos lo tienen crudo.
Por las noches no dormía y preparaba la solución
y ahogaba mis agonías con litros de infusión.
Una canción escribiría,
pero solo el estribillo me salía;
tantas veces lo he llorado
que al quedarme seco ...lo he olvidado.
Ya tengo la botella
antes de ron llena y ahora vacía
que utilizaría
como sobre sin remite
en una larga travesía .
Soy de interior y ningún mar me comunica con ella.
Que lejos queda Cazorla de Fontibre ,
que lejos, Sanlucar de Tarragona.
La botella con la canción enterraría
y ya nunca entregaría.
Esa fue mi salvación.
Sístole y diástole late esdrújulo
y dame sangre nueva que me quite la desazón.
Hoy me he mirado por dentro
¿donde estaba el cosido?
¡Pero si ha desaparecido!
Ya he vuelto a ser yo.
Con el ron de la botella
curé la herida de mi músculo más preciado.
Pero no he sido buen pirata
ya que, de donde enterré el frasco
no he hecho ni mapa.
Un beso le di al envase con su misiva
y luego, tierra encima
y me fui tarareando cualquier
canción de moda ese día.
Que tonto he sido luciendo parche, garfio y pata de palo
si mi barquito no pasa de patera
y con él llevo la vida entera.
Y navego tranquilo
por playitas de palmeras.
No me falta el pescado
ni las dulces primaveras
Las olitas me mecen
y las siestas hago enteras.