carminha nieves

VEN, DAME LA MANO.

                                                       

 

Vente conmigo, de manos dadas, vamos sin destino, al sabor del viento de la casualidad, dejemos el cuotidiano, nuevas sensaciones experimentar. Ven, no tengas miedo, el camino es alumbrado, ni das por  la noche.

Vamos a  coger madreselvas, margaritas, lavanda,  moras, ramas de eucalipto, vamos por medio del trigo, sintiendo sus espiguitas haciendo cosquillas en nuestra piel, oír el canto de los pájaros, en su revolotear sobre   nosotros.

Seremos libres, sin miradas de reproche, robaremos un al otro besos como niños, carcajadas, que traspasan el aire,

Caras relucientes por el sol e el calor, sonrientes, felices, solo los dos e nuestro cariño que una solo vez se encuentra.

Subiremos a los montes, bajaremos al valle, al acaso, sin saber, intentamos  ir hacia el mar. Cuando lleguemos con una mano llena de lo que cogimos e la otra unida,  nos dejaremos caer en la arena, bien a la orilla, meteremos los pies doloridos e cansados en  el agua,  dejaremos las dos manos libres e echaremos agua uno al otro. Así despeinados, sucios de polvo, descalzos, volveremos a casa. El pobre sofá  sufrirá con la fuerza con que nos echamos encima de él. Así quedaremos, dormidos hasta que la alborada nos despierte. En el saloncito, el olor de eucalipto, margaritas, lavanda, madre selvas e moras, nos recordará el día en que fuimos dueños del mundo.

Vueltos a la realidad, nuestra sonrisa será mas fuerte, que todo, es nuestra, somos cómplices, nadie desaseara, lo que sentimos  e queremos. LIBERTAD, solamente LIBERTAD, de ser niños  hasta que ya no podamos correr por valles e montes.

¿Vienes? Sé que si. Por eso tanto  bien te quiero, tanto orgullo tengo en tenerte como compañero de mis deseos e ilusiones.  La vida es bella si lo queremos. ¡Si soñaran las juergas que hacemos!  Somos la diferencia, entre  tantos  que  no saben vivir. Ni lo quieren.

El valle, los montes, la playa  el mar, está dentro de nosotros e la felicidad también.

No le volvamos la espalda, nunca, es entrar en el gris de la vida, por eso todo lo que hemos cogido lo tenemos guardado para siempre. Un poco de su olor quedara siempre en nuestras vidas. Si volvemos a  repetir otras mas frescas traeremos e así nunca  dejaremos de ser  libres e reforzar nuestro cariño, que es lo mejor que nuestras vidas contiene.

Oporto, 19 de Octubre de 2012

Carminha Nieves