Y que la vida sea para ti
un perpetuo nacimiento,
manantial de luz,
fortaleza de pétalos.
Qué tus días sean vivos
que respiren metáforas indómitas,
aire de amor por cada poro,
horas sin hierros ni cuchillas.
Que tu vida persiga nubes,
quimeras de tulipán,
sueños sin pesos ni cadenas,
utopías de un mundo para todos.
Que nadie te entristezca de miedo,
que nadie te dicte puntos o comas,
que nadie enturbie tus cristales,
que nadie te arranque las hojas.
Vive la palabra como nunca,
no aisles jamás tus besos,
no renuncies a saltar a la comba un arco iris.
Súbete a una aurora o a un crepúsculo
y con sus colores de cielo en carne viva
sigue pintando tu tiempo y tu camino.
Y si el mundo tropezara contra el hombre
y cayese
y cayese
herido de muerte para siempre,
tú no hagas caso,
reafirma tus raíces
y sigue de pie como el bello árbol que eres.