Escarcha diamantina
como polvo de estrella
se extiende sobre la urbe.
Puedo ver mi reflejo
en el vidrio de la ventana
pero a la vez, veo tu imagen;
y tus ojos se me clavan
como te clavaste tú, aquí en mi alma.
Y no te tengo,
y finjo que no me tienes,
pero muero de desesperanza,
anhelando tu cuerpo,
que tuve sin que fuera mío.
Muero de frio, de ganas,
de urgencias, de ansias;
me has olvidado.
Quizá, nunca me pensaste
y yo viviendo de tu recuerdo.
Tu siempre, indeleble,
en mi mente.
Tu eres el lunar de mi costado,
en mi cuerpo siempre prendado,
en esta fantasía en que eres mío
y no te tengo.
Como se le llama a esto?
Anhelo? Añoranza?
Solo sé que te necesito
pero no te hago falta.