Cuando tus labios se abren
ha de ser para culminar la
mudez del momento,
para hurtar el silencio
al instante, y soñar
con el eco que emerge
al vaivén de sus palabras.
labios tuyos, que emulan
a la lumbre pura,
extraídos del ocaso más
bello y perdido en la historia,
que se nutren del néctar del
beso, y se cierran con el
más pequeño de estos.
Esos labios, cuya saliente voz
endulza a placer espíritu y alma,
son gozo de mi boca,
hechizo de la mirada,
inicio y término de mi pasión.