ivan rueda

AMAME




Venga a mí tu ojo invicto

sin miopía o glaucoma;

acuda a mi boca tu labio eclesial

con su cáliz redentor;

merodeen tus dedos orbitales

la piel que me acontece

y hágase el milagro del origen

en los altares de tu pecho.

Amame, te lo pido,

con mi oración de cuatro vientos,

ámame como un cielo protector

al aire que lo camina,

como una inocente utopía

el niño que la invoca.

Rescátame de los eczemas de esta luz

que llevo encima,

límpiame los insomnios,

los estruendos que me insonoran,

las sombras que me palpitan.

Peco mortalmente de ti

porque a Dios no lo entiendo

sin el retoñar de tus besos,

sin tu luna de sol en mis pupilas.

Sufro exilio del Edén,

soy un expulsado

de tu voz y de tus días

cautivo en este invierno de amor,

vagando codo a codo

con los ángeles caídos.

Tiéndeme tus alas, te lo ruego, 

y llévame a volar, de nuevo,

desde mi sangre

a lo más hondo de tu cuerpo.