En la antiguedad, no hace muchos años
las casas lucían en sus grandes patios
con piso de piedras y adobes pegados
con barro y paja,sus muros blancos.
Desde un par de postes un cordel anclado
en donde se secan los sueños soñados.
La chomba del niño, con guanacos blancos
que han recorrido casi todo el barrio,
entre risas frescas o llantos agotados.
Un vestido largo, llamado pintora
colgando flamea con cuentos y estrofas
de canciones cantadas, al llegar la aurora
de amores perdidos en tiempos lejanos,
talvez una amiga,que se fué a otro lado.
Un tanto más lejos, un pantalón ajado,
rotas las bastillas,pero bién lavado.
Que anduvo en la mina del oro dorado,
y lo vió salir en un barco anclado,
en el puerto donde su corazón clavado
quedo el dinero con sudor ganado.
Llegó a casa cansado y penoso,
a descansar su cuerpo, y darle reposo.
Junto a un poste descansa,
una prenda tejida,llamada reboso.
Las lanas impregnadas de historias vivídas,
unas algo triste, las más entretenidas.
La abuela las recuerdas en las noches claras
y..piensa ¡Dios mió! si las prendas hablaran.