Alguna vez ha considerado la posibilidad de una vida pasada, antes del ahora.
Sonrío, yo lo recuerdo a él
Sol, estrella cálida de mi oscuridad,
matiz de un universo, un óvulo en invierno.
Me deshojaste en la inmortalidad de mis pensamientos,
para volver tu mirada color desierto.
Del mundo hiciste un sueño,
un árido océano reflejado a tu pupila.
Fiebre, yo sufría en tus brazos,
moldearon mi piel de cristal cortado.
Fue, amado Sol…
Cuando al despertar, en un nublado horizonte,
mis lágrimas entumecieron, fueron escarcha.
Agonía caucásica en mi vientre, agua con sed,
que con mi sangre quedó congelada.
¿Cuántos desiertos han muerto desde entonces?
El tiempo ha envejecido a mi lado,
eternos han sido mis pasos, así como
el parpadeo de tus labios.
Eres Sol y yo amado mío; un trozo de invierno.
Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.