Si muero de repente amor mío,
en este mismo instante…
no dejes que hurguen en mi cuerpo
pues sólo conseguirán un cuerpo destrozado,
lleno de dolor y de vacío.
Si muero de repente amor mío,
en este mismo instante…
no dejes que me lloren mucho tiempo
pues lleno de llanto está mi cuerpo,
y no quiero que se ahogue habiendo muerto.
Si muero de repente amor mío,
en este mismo instante…
que no me colmen de rezos,
que sea un solo Padre Nuestro
pues feliz me voy al Cielo con este amor y mi alma en un concierto.
Si muero de repente amor mío
así me abran el cuerpo…
así me llenen de llanto….
así me colmen de rezos,
no hallarán jamás mi alma
pues se ha ido con mi amor por ti
buscando ser eternos
Autor:
Tomás Enrique Maneiro Quesada
EL CABALLERO DE LA RIMA