Hombre impulsivo y desgastado, cotidiano
repulsivo y apartado; trillado.
El corazón se seca como sus lágrimas
y el hombre trasnochado
lleva en sus ojeras la tristeza.
Un nombre ya cuelga en su frente
y su soledad es consecuencia de ello
se abraza a esa posibilidad de su rescate
y el ciclo, entonces, no se deja terminar.
Todo de pronto se va sin recordar
se parte el cielo, fugaz
termina la jornada... y redundar.
Hombre mermado, sometido, encorvado
desdichado, fruncido y constipado.
Se frena a la osadía de sus verdades
mirándose en un espejo.
Se aparca en el delirio obstinado
de acudir a los conventos de la sal
y en su pecho yace el llanto de cera
ahogado por una "fulana de tal"
Todo de pronto se va sin recordar
se parte el cielo, fugaz
termina la jornada... y suicidar.