"Mi culpa es amarte con pasión/ y estoy confeso y convicto./ Si el juez es tu corazón/ quiero oír el veredicto".
Quiero cadena perpetua tras las rejas de tu ser,
pasar mil años atado a lo mejor de tu alma,
de tu olvido y tu frialdad poderme defender
y que sea este amor por ti, mi única arma.
Quiero que un juez extienda ya mi condena
si es a estar dentro de ti a lo que me sentencia,
que sean mil largos años sin sufrir la pena
de no tener en mi vida lo más dulce de tu esencia.
No quiero privilegios como libertad bajo fianza,
ni visitas por ratos para darme algún consuelo
ni que juren que en tu ausencia hay esperanza
y que sin ti en mi vida será más azul el cielo.
Me resigno a ser lo que ahora soy de ti, un preso,
alguien que la libertad sin ti nunca la concibe,
que caiga la ley sobre mí con todo su peso
y que condenen sin piedad al que esto escribe.
Que no exista para mí plan de fuga posible,
sólo encierro en la intimidad de tu calabozo,
a pan y agua acepto que sea tu trato concebible,
tener hambre y sed de ti debe ser hermoso.
Entre las cuatro paredes de tu piel, sin salida,
sin derecho siquiera a pedir una audiencia,
si eso significa que estés fuera de mi vida,
si el sabor de la libertad es sabor a ausencia.
Quiero que el juez sea impiadoso, inclemente,
que en el cumplimiento de la ley sea implacable
y si acaso me da la libertad por creerme inocente,
yo me encerraré otra vez y gritaré ¡culpable!