Un remolino de ideas se agita en mi mente,
me conduce a la locura.
Me hallo sumido en el humo de mis pensamientos,
ahogado en el mar de la incordura.
¿Alegría, amargura?
Se retuerce la llama de la vela que me alumbra
y no entiendo si se ríe o si me saluda.
Me parece que se burla,
al verme luchando en un lago de pintura.
Mas yo sé que lo que vivo es una negra hermosura,
y siempre que lo desee, puedo meterme en mi habitación,
sentarme en mi escritorio, y vendrá mi princesa de espumas
a jugar en los columpios y toboganes de mi razón
y a hacerme el amor en una nube oscura.
Y al compás de sus caderas, y llena de pasión,
Inundará mi corazón con su magia y su ternura.