Soñaba con ser feliz y vivir con esperanza,
comenzó la naturaleza a mostrarse:
una calandria inició su canto,
el sol apareció con toda su fuerza,
el día comenzó a clarear.
El mar incitó su oleaje...
Los espacios se extendieron.
Se aclaraba el día,
las tinieblas se disiparon.
Un niño me miró
con ojos de amor e ilusión;
me extendió su mano,
me brindó su amor,
me llamó papá…
Y entonces,
comencé a ser feliz,
la esperanza
se hizo presente,
recordé entonces
que estaba vivo.
CARLOS A. BADARACCO
28/10/12
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