Porque deshielas mi caridad adormecida.
Con potente rayo de amor iluminas mi alma
y haces tu entrega de conocimiento con calma
para desplegar mi humanidad tan abatida.
Desde mi interior es tu voz la que me acompaña.
La película de mi lágrima te dibuja
y volando mi pensamiento, bella burbuja
quiere elevarse junto a tu luz que no lo engaña.
Cuando dices . . . Ama al prójimo como a ti mismo
yo comienzo a comprender que él es como un hermano
y tu gran enseñanza me aparta del abismo.
Siempre haces de tu presencia bella melodía
si se anuncia con ilusión y ansia tu regreso .
. . . ¡Te invoca mi Fe en el Padre Nuestro cada día!
Autora: Graciela Beatriz Traverso.