Tu mano que emergió sobre mi pecho
rozó mi cuello , se quedó pausada,
el calor de su carne ilusionada
fue prólogo de amor sobre este lecho.
Te dormiste un instante y, al asecho
estaba yo. La luz de tu mirada
me cegó un instante y no hubo nada
más que un beso en tus labios satisfecho.
Ese ósculo fue clave en nuestro encuentro
entonces el calor de muy adentro
surgió cual lava y empapó tus senos…,
a su vez a mi frente así bañaba.
¿Y entonces amor si no hubo nada?
Por qué el recuerdo emana en desenfrenos.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~+
Sergio Jacobo “elpoetairreverente”