Debo descubrirte, Orisel,
todo mi corazón,
para que subas grada a grada
hasta el mismo altar de Dios.
He juntado en mis manos
los tiempos
y he resumido en mi mirada
el orbe infinito
desde su misma creación.
Más, en esta orilla
el deseo que consume
es incorporarse en Dios.
Penetrar en sus misterios
y volver los ojos como estrellas
de maravilloso esplendor.
Ahora, cuando los tiempos
terminan y todo es sublime
Adoración.