Mi nombre es tuyo
porque tú eres del centro del sol
de ese corazón luminoso que me hace hablar
que hace de los sueños un vehículo, un camino.
Habitante eterna
me duermo de frío, acércate, despíértame, esos rayos que miran;
mi nombre es tuyo desde que vio la luz
de aquel que parece que nos olvida.
Y sino eres del sol
entonces las mías no son palabras de verdad
son balbuceos de niño que gatea
son perdidos quejidos en una noche muy negra.
pero las dudas se disipan:
siempre fuiste de él,
siempre mis caminos me dirigen a ti
siempre ha sido el sol tu hogar.
Mis sombras no resisten tal presencia,
mis manos comprueban el ánimo de los días,
mi nombre es partícula perdida de tu visión,
soy canción si cantas la pasión,
si encunas el reloj paciente de la media eternidad;
soy raza del viento si silbas el recorrido del verbo,
si manifiestas tu batalla y tu enojo;
soy un hijo de la serpiente
si aprecias mis humildes retratos
si perdonas mis puertas cerradas;
soy tu rasgo y reflejo,
siempre vivo
siempre real en tu voluntad...