Pinto, escribo, dibujo ventanas por todas partes.
Me detengo y diviso una figura tras el dibujo.
Estàtico, junto a otro cuadrado inmóvil, imagino infinitos cuerpos desparejos.
Sus ojos sellados en papel y espacios solemnes,
enfocan la lectura de líneas imaginarias,
buscando soles que brillen, aves que vuelen los montes,
vientos que paren tormentas, la caricia y la bruma del mar que abanica sueños en el latido de la sangre que se detiene a tiempo.
El temblar de las piedras roba el beso de los amantes con aliento que
desbocan en sueños y aparecen a la distancia junto a una sombra vestida de cielo y ternura,
hecha mujer.
Observo, sigo mirando aquella silueta inmóvil firme a la ventana.
Pinto, dibujo y escribo mil veces.
La figura no sospecha mi visión más allá de los soles que brillan,
aves que vuelen los montes, los vientos, y la sombra en todas partes…
Tropiezo en lo continuo con una añeja pintura borrosa estampada en la pared y
descubro a la perspectiva, otra ventana entreabierta mostrándome el infinito con un dibujo
y los versos que otro quisiera leer.
ELBA LUCIA VIZIO-MDA