Sutil reflejo, delgado espejo,
Apenas vestigios de la luz del Sol.
Tú que recoges mis lamentos,
Tú que por las noches lavas mis pensamientos,
Déjame sentarme a observar el destello
Que emanan tus ojos, enamorados de Dios.
Hoy, amiga mía, déjame escribirte una poesía,
Déjame esta noche entregarte mi vida,
Déjame ser tuyo hasta que vuelva a alumbrar el Sol.