Muchos caminos y veredas
nos internan en oscuras tempestades,
algunos atajos nos hacen zozobrar,
en decepciones, dolor y triste infelicidad.
Las sendas andadas dan experiencia,
mas a veces repetimos los tumbos vividos,
pero tu fe y esperanza deben estar en Ítaca,
no te des por vencido, no pares de luchar,
pues a pesar de los cíclopes problemas
y del orgulloso Poseidón, la vida continúa,
ya que la tormenta dura un ínfimo instante
aunque parezca una desmesurada eternidad,
aún así, después de la negrura más opaca,
aparece de la nada el anhelado amanecer,
y al volver la mirada hacia atrás
sólo vislumbraremos estelas en la mar.