Dios me cuida con su palabra,
Dulce como la miel, muy buena por mi alma;
Vivo en el amor de Dios, Jesús me abraza.
En la cruz murió para rescatar mi alma,
Ahora estoy en su presencía, cantando aleluya.
De la muerte Jesús me salvó con su sangre,
Fluye su paz, llena de adoración mi corazón.
Mi vida pertenece al Señor, firme estoy en él,
Vengo a Jesús y en serenidad me descanso.
Sólo Jesús es mi esperanza hoy y mañana,
Cuando estoy decepcionado, él me consola;
Escucha siempre a mi oración ferviente.
Cada mi paso Jesús guía con su proprio mano,
Me gozo de oír la voz de mi Buen Pastor.
Por su gracia, a sus montes santos él me lleva,
Mis lagrimas Jesús borra con su tierno amor.