Guerreros de la negra cordillera
ensamblan su sangre con la tierra;
magros huesos en sus carnes rojas,
infinitas voces de su valiente pecho,
perfume de piel
intacto el color de toda su fe...
Miles de impacientes células manando de sus venas
mojando, humedeciendo el terreno,
rezumando la alegría, la tristeza,
todo el sentimiento ignoto y conocido,
todo el fluido fervoroso del amor candente,
toda la sed de sus rencores
el regocijo de sus ojos en el recuerdo hogareño...
Mente inmarcesible prolongando sus súplicas al sol,
repasando los relieves con sus dedos,
toda la fuerza que se agota
luego la noche enfriando sus suspiros...
Soldados cutáneos,
mariscales eternos
guerreros majestuosos
llenos de vida verdadera,
serenos ante la muerte:
¡su amiga!.
Muéstrennos la mirada impávida
el color del pasillo,
la valentía enorme,
el amor supremo,
las verdad detrás del portal
el paraíso glorioso después de la ofrenda magnífica...